JOUMANA HADDAD
Poeta, traductora y periodista libanesa
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http://librospeligrosos.blogspot.com.ar/2011/03/ser-mujer-en-el-mundo-arabe-es-una.html
Soy una mujer
Nadie puede adivinar
lo que digo cuando estoy en silencio,
a quién veo cuando cierro los ojos,
cómo me entusiasmo cuando me entusiasmo,
lo que busco cuando extiendo mis manos.
Nadie, nadie sabe
cuando tengo hambre, cuando inicio un viaje,
cuando camino, y cuando estoy perdida.
Y nadie sabe
que mi viaje es un retorno
y mi regreso es una abstención,
que mi debilidad es una máscara,
y que lo que viene es una tempestad.
Ellos creen que saben
y eso les hago creer,
y resulta que yo soy.
Me metieron en una jaula para que
mi libertad fuera un regalo de ellos,
y tengo que darles las gracias y obedecer.
Pero soy libre antes que ellos, después de ellos,
con ellos, sin ellos.
Soy libre en mi represión, en mi derrota.
¡Mi prisión es lo que deseo!
La llave de la prisión puede ser su lengua,
pero su lengua está enrollada en el deseo de mis dedos,
y a mi deseo nada puedo ordenarle
yo soy una mujer,
ellos se creen dueños de mi libertad.
Eso les hago creer,
y resulta que soy yo.
Joumana Haddad, (1970-Beirut). Poeta, traductora y periodista libanesa. Ha laborado como periodista literaria en el periódico libanés An Vahar. También enseña italiano. Habla siete idiomas; en la actualidad prepara su doctorado en traducción poética.
Parte de su obra ha sido traducida al español, francés, italiano, polaco e inglés y publicada en varias revistas literarias como: Alhucema, España; Fornix, Perú; Hojas sueltas, Colombia; Banipal, Londres; Kalimat, Australia; Europe, Francia; Supèrieur, Francia; así como en dos antologías establecidas por Andel Kader Janabi sobre la poesía árabe moderna y publicadas en París: Le poème arabe moderne y Le verbe dèvoilè.
Libros publicados. El tiempo de un sueño, Beirut, 1995; Invitación a una cena secreta, Beirut, 1998; Dos manos hacia el abismo, Beirut, 2000; No he pecado bastante, Antología, El Cairo, Egipto, 2004; El retorno de Lilita, Beirut, 2004; Cuando me hice fruta, Antología, Venezuela, 2006.
Yo maté a Sherezade es un libro valiente y radical con el que se pretende derribar la imagen tópica de la mujer árabe sumisa que circula mayoritariamente en Occidente. Uno de los clichés orientalistas por excelencia de las últimas décadas ha hecho de Sherezade la heroína femenina indiscutible: inteligente y bella, dotada de habilidades narrativas y de persuasión, su influjo ha calado por igual entre hombres y mujeres, en Oriente y en Occidente. Según se cuenta en Las mil y una noches, el sultán Sahriar ha dedicido pasar cada noche con una mujer distinta que es inevitablemente asesinada al amanecer. Las muertes se suceden hasta que Sherezade llega a su lecho, quien con el lenguaje como única arma, salva su vida y la de otras mil mujeres concatenando historias que mantienen vivo el interés de su verdugo y aplazan la ejecución un día más, hasta que finalmente el hombre, derrotado, decide dejar la sentencia en suspenso y convertirla en su favorita. Sin embargo, y como advierte Joumana Haddad con perspicacia, no hay feminismo alguno en una narración que evidencia que la vida de las mujeres se halla en manos de hombres, quienes pueden decidir su indulto. Considera por tanto que Sherezade es un modelo más de sumisión, una conspiración contra la mujer, ya que no cuestiona los roles establecidos y simplemente muestra las grietas por las que salvar la vida, sin rebelión, resistencia, ni lucha contra la tiranía. Si la mujer quiere subvertir el orden injusto que la somete, tendrá que matar a Sherezade y buscar un modelo más radical e independiente como Lilith, la primera mujer creada del mismo barro que su compañero Adán y que abandonó el paraíso por voluntad propia, muestra de su carácter rebelde e inconformista.
Un ensayo inteligente y provocativo, que tiende puentes de comunicación entre ambas culturas.
Poeta, traductora y periodista libanesa
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Cuando me hice fruta
Hombre y mujer fui concebida bajo la sombra de la luna,
Pero Adán fue sacrificado en mi nacimiento,
Inmolado a los mercenarios de la noche.
Y para colmar el vacío de mi otra esencia
Madre me bañó en aguas del misterio,
Me instaló en la orilla de cada montaña,
Moldeó la luz y la penumbra
Para hacer de mí mujer-centro y mujer-lanza,
Traspasada y gloriosa,
Ángel de los placeres innominados.
Extranjera crecí y ninguno cosechó mi trigo.
Diseñé mi vida en una hoja blanca,
Manzana a la que ningún árbol dio a luz.
Y la horadé y salí,
En parte vestida de rojo y en parte de blanco.
No solo estuve en el tiempo o fuera de él
Porque maduré en los dos bosques
Y recordé antes de nacer
Que soy un tumulto de cuerpos,
Que dormí largo tiempo,
Que viví largo tiempo,
Y cuando me hice fruta
Supe
Lo
Que
Me
Esperaba.
Pedí a los magos que cuidaran de mí,
Y entonces me llevaron consigo.
Dulce era mi risa
Azul mi desnudez
Tímido mi pecado.
Volaba sobre la pluma de un ave
Y me hacia almohada a la hora del delirio.
Cubrieron mi cuerpo de amuletos,
Y untaron mi corazón con la miel de la demencia.
Protegieron mis tesoros
Y los ladrones de mis tesoros,
Me obsequiaron historias y silencios,
Desataron mis raíces.
Y desde aquel día me voy
Me hago nube de cada noche
Y viajo.
Soy la única en decirme adiós
La única en acogerme.
El deseo es mi camino y la tormenta mi compás.
En el amor no echo anclas.
Gemela de las mareas,
De la ola y de la arena
Del candor y de los vicios de la luna,
Del amor
Y de la muerte del amor.
Durante el día mi risa es de los otros
Y la cena solo a mí me pertenece. .
Quien sabe mi ritmo me conoce
Me sigue
No me alcanza.
© Joumana Haddad
Traducido por Joumana Haddad
Nadie puede adivinar
lo que digo cuando estoy en silencio,
a quién veo cuando cierro los ojos,
cómo me entusiasmo cuando me entusiasmo,
lo que busco cuando extiendo mis manos.
Nadie, nadie sabe
cuando tengo hambre, cuando inicio un viaje,
cuando camino, y cuando estoy perdida.
Y nadie sabe
que mi viaje es un retorno
y mi regreso es una abstención,
que mi debilidad es una máscara,
y que lo que viene es una tempestad.
Ellos creen que saben
y eso les hago creer,
y resulta que yo soy.
Me metieron en una jaula para que
mi libertad fuera un regalo de ellos,
y tengo que darles las gracias y obedecer.
Pero soy libre antes que ellos, después de ellos,
con ellos, sin ellos.
Soy libre en mi represión, en mi derrota.
¡Mi prisión es lo que deseo!
La llave de la prisión puede ser su lengua,
pero su lengua está enrollada en el deseo de mis dedos,
y a mi deseo nada puedo ordenarle
yo soy una mujer,
ellos se creen dueños de mi libertad.
y resulta que soy yo.
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Sherezade, la joven que consiguió evitar la muerte contándole cada noche un cuento al sultán, origen de 'Las mil y una noches', es el modelo de mujer que Joumana Haddad combate con todas sus fuerzas.