martes, 25 de junio de 2013

SAMUEL BECKETT / CÓMO DECIR /ALGO AHÍ / ARENAS DE LUTECIA / NO TENGAS MIEDO

SAMUEL BECKETT

CÓMO DECIR

locura –
locura de –
de –
cómo decir –
locura de lo –
... desde –
locura desde lo –
dado –
locura dado lo de –
visto –
locura visto lo –
lo –
cómo decir –
esto –
este esto –
esto de aquí –
todo este esto de aquí –
locura dado todo lo –
visto –
locura visto todo este esto de aquí de –
de –
cómo decir –
ver –
entrever –
creer entrever –
querer creer entrever –
locura de querer creer entrever qué –
qué –
cómo decir –
y dónde –
de querer creer entrever qué dónde –
dónde –
cómo decir –
allá –
allá lejos –
lejos –
lejos allá allá lejos –
apenas –
lejos allá allá lejos apenas qué –
qué –
cómo decir –
visto todo esto –
todo esto esto de aquí –
locura de ver qué –
entrever –
creer entrever –
querer creer entrever –
lejos allá allá abajo apenas qué –
locura de querer creer entrever en ello qué –
qué –
cómo decir –

cómo decir

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ALGO AHÍ


 algo ahí
dónde
ahí fuera
fuera dónde
afuera
qué
la cabeza qué si no
algo ahí fuera en cualquier parte
la cabeza

cuando tan breve débil el sonido
se extingue y todo el globo
aún no desnudo
el ojo
se abre con amplitud
con amplitud
hasta que al fin
nada más
nuevamente lo cierra

así a veces
ahí fuera
en cualquier parte ahí fuera
propiamente como si
como si
algo
no necesariamente
vida

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imagina si esto
si un día esto
un día feliz
imagina
si un día
un día feliz esto
se acabara
imagina

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locos que decíais
nunca más
deprisa
repetidlo

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ARENAS DE LUTECIA


Desde donde estamos sentados más alto que las gradas
nos veo entrar por el lado de la Rue des Arènes,
dudar, mirar al aire, luego con torpeza
venir a través de la arena sombría hacia nosostros,
cada vez más feos, tanto como los otros,
pero mudos. Un pequeño perro verde
entra corriendo por el lado de la Rue Monge,
ella se detiene, lo sigue con los ojos,
atraviesa la arena, desaparece
tras el pedestal del sabio Gabriel de Mortillet.
Ella se vuelve, yo ya me he ido, subo a solas
los escalones rústicos, toco con mi mano izquierda
la rampa rústica, es de cemento. Ella duda,
da un paso hacia la salida de la rue de Monge, luego me sigue.
Me estremezco, soy yo quien se reúne conmigo,
son otros los ojos con los que ahora miro
la arena, los charcos de agua bajo la llovizna,
una joven que arrastra tras ella un aro,
una pareja, quién sabe si unso enamorados, cogidos de la mano,
las gradas vacías, las casas altas, el cielo
que nos alumbra demasiado tarde.
Me vuelvo, me sorprende
encontrarme allí su rostro triste.
.

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NO TENGAS MIEDO

cabeza empotrada
en un fuera cual muerta
hasta reproducir
quietud para largo
débil temblor
abrirle el sello al ojo
hasta quietud de nuevo
sellar de nuevo

cabeza esfera
cenicienta lisa
un ojo
no indicio cuando a
luego fulgor
cíclope no
un lado solo
inquietamente

sobre rostro
de fuera disemina
extenso en
el más alto
blancor de nieve
cubriendo toda
el asilo cabeza
única mancha

más empotrada que donde
ojos de hielo infernal
gotean hasta que
se congelan en
barandilla de fauces
roen rechinan
dientes de cigüeña
comentan chismorrean

sobrevive
sinsentido y acorde
mientras ojo
turbado muy abierto
con blanco
aún no desnudo
temblor no tengas
miedo a la nada

de pronto
cinéreo liso
estupefacto
hendidura brillante
hasta que de repente
liso otra vez
temblor así ido
no sido nunca

al rayo
en la ancha bola
oscuro para largo
temblor de miedo
hasta que irrumpe
mucho tiempo sellado
la oscuridad de nuevo
la quietud de nuevo

así antes de
quietud paralargo
moda paralargo
así hendidura
temblor así
tanto tiempo ida
cabeza empotrada
en un fuera cual muerta

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bien bien hay un país
donde el olvido donde pesa el olvido
dulcemente sobre mundos sin nombre
allí a la cabeza se le hace callar la cabeza es muda
y se sabe no nada se sabe
muere el canto de las bocas muertas
sobre la arena de la playa hizo el viaje
no hay nada que llorar

mi soledad la conozco vamos la conozco mal
tengo tiempo eso es lo que me digo tengo tiempo
pero qué tiempo hueso hambriento el tiempo de un perro
del cielo que palidece sin cesar mi grano de cielo
del rayo que trepa ocelado temblando
sobre micras de tinieblas de años

quéreis que vaya de A a B yo no puedo
no puedo salir estoy en un país sin huellas
sí sí es algo hermoso lo que tenéis ahí es algo hermoso
qué es no me hagáis más preguntas
espiral polvo de instantes qué es lo mismo
la calma el amor el odio la calma la calma

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 SAMUEL BECKETT (Trad. de Jenaro Talens




SANTIAGO BAO / NO TENGAS MIEDO

SANTIAGO BAO



 NO TENGAS MIEDO

Junto al río de la noche,
tus manos
sorprenden al pan
que crepita vivo,
mientras le hablas
al fuego y tiembla el aceite
con el pescado de plata.

Del café,
surge tu voz
de azúcar dormida.




  de "Cantos del río del Este",2009.-

PACO MORAL / LADIES AND GENTLEMAN

PACO MORAL
LADIES AND GENTLEMAN


  Las conocidas, las desconocidas,
las innombradas, también las que no fueron
más que pura entelequia.

La mujer de la esquina,
la solitaria y triste, la vencida.

 La muchacha del sexo de aire,
da igual si era en un mail o en un esemeese.

La negra congoleña,
de la que nunca supe si parió veinte hijos
o diecinueve huérfanos.

La rubia de las piernas imposibles,
la rusita liada con un borracho
desvencijado y sucio.

La chica que se enfrentaba al cáncer
con la esperanza del que juega en casa
el partido de vuelta. La inconsciente
de bendita inconsciencia.
La que venció a la muerte.

La del sexo de medusa y amplias faldas de flores.

La que llegó a amar a su asesino
múltiple. Multiplicada. Esa que lo llevaba
de viaje por el mundo en su maleta
de deseo y de humo
hasta que vio la muerte y supo con certeza
que era su propia muerte.

Las chicas de la panda, y las amigas.
Mercedes y sus resurrecciones.
Marta, la pobre y dulce Marta.
Y Julia, la mafiosa más bella,
la más jodidamente puñetera
también.

La morenita con la cara seca
con tantas pecas como mala leche.

La chica de la ducha, la que se masturbaba
quitando la alcachofa durante largo rato
hasta que el agua vívida
le arrugaba los dedos.

Las salvadoras oncocerteras, aprendices de bruja,
cátedras de cariño.
Sara, el alter ego, zapatos de colores.
Mariví y sus milagros (y sus bragas turquesa).

La flacucha, piernas de gallinita
subida a sus tacones. La perversa
del gloss con purpurina.

Y la gorda de piernas de elefante
y carácter de búfalo.
La hipócrita.
La que siempre mentía.
La aduladora.
La enamorada despechada.

Las que están siempre, pongo por caso Olga.
Las que a menudo, y no digo ya el nombre.
Las que a veces, que fueron muchas, muchas,
ya sé que demasiadas.
Las que nunca y su lista interminable.
La que no supo amarme.
También las que me amaron torpemente.
A las que nunca amé, y también las que nunca
me amaron, por idiotas.

La dependienta de la tarta de tomillo, la de Vilnius
que tanto te miraba.
La puta de aquel bar de carretera en Rusia,
la gritona.
La del tacón de aguja, el picaglandes.
La de las medias de cristal y el sexo de agua.
La de la casa verde de Burano.
La de los ojos rojos de llantina.
La del poema azul, y el libro blanco.
La vendedora de telemarketing.
La zorra de las uvas de la ira.
La triste abandonada de la copla,
la que a nadie interesa.
La amante del bolero.
La pérfida del tango.
Y la del tanga negro de humedad imposible.
La vendedora en Zara.
La poeta.
La chica de Ipanema, en la pastelería.
La escritora de las muchas muertes.
La de la Plaza Roja, encarnizada enfrente
de la momia de Lenin.
La de los cinco sin sacarla, la famosa actriz porno
con la que nos reímos a menudo.
La estrecha que insinuó que yo tenía
muy malas intenciones, y la otra,
la insaciable que quiso matarme un mediodía
en la parte trasera de mi coche
y casi lo consigue.

Las que te configuran, sin que ni tú ni ellas
lo lleguéis a saber.
Las que te hacen.
Y las que me moldean a través de tus manos
y de tus utopías.

Todas ellas y tú.

Tú siempre.
PACO MORAL

sábado, 1 de junio de 2013

UBERTO STABILE / AMOR Y CARACOLES


UBERTO STABILE


AMOR Y CARACOLES



 El día que tu quieras
me llamas y nos despedimos un poquito
compartimos el portal y nos hacemos
un nudo en la garganta,
uno de esos nudos que te dejan sin habla
de los que llenan el cuerpo de viernes y caracoles,
o si lo prefieres nos confiamos un secreto
y la pasión por Nicaragua,
el misterio de las 39 rosas rojas
y ese color que nunca tuvo la tristeza.
El día que tu quieras
me atas a la cama y nos despedimos
de lo poéticamente correcto
y en lugar de escribir versos nos tatuamos un delirio
o dejamos pasar el tiempo
y reventamos de utopía
este momento de carne, sudor y risas.
El día que tu quieras
mientras alguien intenta explicar este poema
nos casamos con la vida y engañamos al mundo
como el mundo engaña al hombre
y el hombre a los caracoles.






 Uberto Stabile










NESTOR MUX / ESTAS MADRES

NESTOR MUX


ESTAS MADRES  
 


 Las escobas, las sartenes, las plantas,
las camisas fueron dejando de ser reales
debajo de una lluvia remota
de dìas sencillos y mejores.

Desde entonces el pañuelo blanco
quedò anudado a las cabezas
como una certeza abrièndose paso
y de pie sobre sus propias ruinas
de todas las obstinaciones posibles
ninguna otra màs natural y màs feroz.

Porque al negarse a creer
que sòlo la ausencia sea centro de la vida
no se cansan estas madres
de insistir por sus desaparecidos
mientras còmplices y verdugos
-en espacios diferentes de un mismo infierno-
no se cansan de cerrar las puertas
 
 
 
NESTOR MUX
 
 

ENRIQUE DIEGO GALLEGO / CENANDO FRUTOS DE MI ÁRBOL GENEALÓGICO


ENRIQUE DIEGO GALLEGO
CENANDO FRUTOS DE MI ÁRBOL GENEALÓGICO




 Soy padre de esta naturaleza
y madre de un puñado de años.
Soy hijo de la brutalidad ajena,
 hermano de la cólera,
el pensamiento y la medianía.
Soy un puñado de belicosos parentescos.
La desmedida lógica,
la inocencia fingida,
una frustrada abundancia,
la terquedad insistente
y el pacifismo adulterado.
La brutalidad infantil,
la picardía reluciente,
una verdadera inocencia
y la humana debilidad.

Soy tío de la aventura,
sobrino de la decencia
y abuelo de mi infancia.
Soy exégeta de la maldad,
suegro de la moral,
vecino de mi cuerpo
y enemigo de cierto espíritu.

Persigo mis propios pasos
entorpeciendo esta negra sombra.
Soy mi propio terremoto
y también el féretro.
Soy este campo de cruces
y estas miles de lápidas.
Como y bebo de una interminable lista
que no deja de crecer.





 ENRIQUE DIEGO GALLEGO
(Del libro “Poemas escritos en cualquier desierto a la sombra de una roca
y en espera de las lluvias”, Los Lanzallamas, Rosario, 2001)

Falleció en 2016



KAREN SEVILLA / MIRAR LA FOTOGRAFÍA

KAREN SEVILLA
 MIRAR LA FOTOGRAFÍA
Un hombre regresa torvo y descalzo a la infancia.
A esa soledad de bloques con resquicios
hacia un pequeño antejardín donde lo aguardan

una abuela y su falda.

Bajo ellas la imagen del cielo,
los peces petrificados en las rocas
y la granulosidad del desierto
con su olor pretérito;

un niño rehecho contra el salar.

–Karen Sevilla



ph Alice Gallegos

ANGYE GAONA / Últimas / Archivo de diosas olvidadas


ANGIE GAONA




Últimas



La última soy yo, dejadme
es mi deber
no me disputéis lugar alguno
que la última soy yo
Encended mi penacho emplumado
Llevo un mechero que no se extingue
La última y la propulsión, ya lo sabéis
soy yo
¡Últimas, últimas de ascenso en espiral!
¡venid a bordo!
Tomad mi nave y escapad
las últimas







Archivo de diosas olvidadas




Las perversas, las propietarias
del asco público,
las apartadas, producimos
la propia,
la turbia luz. Ninguna luz
de afuera
incide sobre nosotras, lo veis.
Destilan humos
y ruidos y envidias como redes
unas sobre otras,
en la espera,
de grasa gruesa
que llevan tatuada.
Y se lavan,
y se lavan compulsivas por una lluvia,
conjuro de sus lágrimas ahogadas.
Nos sabemos un archivo de diosas olvidadas.
En conserva, nuestro secreto de cuando mujeres:
aquel misterio
ahora condensado en cubículos,
jugando con sus espejos
-clandestinos-, sus cuchillos de variado material.
Cuando el ánimo amanece de día cerrado,
cuando la tormenta,
ha de rodar la fortuna
afilada sobre los vientres
y las mejillas.
Luego, llegan los azules
¡los pájaros negros, mujeres!

Que os encuentran la humanidad, la llaga.
¡No reclaméis! acaso,
¿hubo algo que se os diera,
hubo algo?
Marcadas
con el signo que el deseo proscribe,
desfilan atadas mas inocentes todas
Que la culpable anda suelta y gobierna,
la loca, detestable la más
a quien irán en venganza con escobas.
Y retornan al suelo
los traseros sagrados.
Bostezan las diosas, tejen,
decoran la tela monótona,
blanquean pacientes el veneno, penan
bajo la vitrina repitiendo letanías.
Las apartadas
practican esas sus risas ácidas
unas frente a otras.
Posamos para el mal hado
en cámara lenta.







6


Esta bien, lo admito
Soy una bandera
Pero también soy el brazo desnudo
Ardiente y peligroso
Sin vergüenza

Está bien, lo admito
Encendí la bengala
Que la noche se hizo muy negra
Y sin luz no cruzarían los hijos
hasta el amanecer










Angye Gaona.   
  Bucaramanga, Santander, Colombia, 1980.
 Es estudiante de Licenciatura en Español y Literatura de la Universdad Industrial de Santander. 
 Organizó la I Exposición Internacional de Poesía Experimental en 2001 en el marco del Festival Internacional de Poesía de Medellín.
 Realizó el videopoema Brújula para nacimiento volátil (2009) y el poema experimental Los hijos del viento (2010).
En el campo de la performance incursionó en las acciones Sublimación, Vapores y Tensiones y como artista plástica ganó el Salón Metropolitano de las Artes Mire en la modalidad de Escultura con la obra Reja (2011).
Ha publicado el libro de poesía Nacimiento volátil (2009) con ilustraciones de Natalia Rendón, el cual cuenta con dos reediciones, al italiano Nascita volatile (2012) y al portugués Nascimento volátil (2012).





foto y diseño :aliciagallegos

ENRIQUE DIEGO GALLEGO / DEFINITIVO


ENRIQUE DIEGO GALLEGO
DEFINITIVO



 A pesar de tantas lenguas,
seguirá siendo la poesía
el mayor acertijo
que nos cayó del cielo.


ENRIQUE DIEGO GALLEGO
gracias Inés Toledo







MUIN BASISU / YO, TÚ, ÉL


MUIN BASISU


YO, TÚ, ÉL



En su vocabulario no había árboles
 ni flores
En su vocabulario no había pájaros.
Él sólo sabía lo que le habían enseñado:
matar pájaros
/ y mató pájaros,
odiar la luna
/ y odió la luna,
tener un corazón de piedra
/ y tuvo un corazón de piedra,
gritar: “¡Viva lo que sea!”
“¡Abajo lo que sea!”
“¡Muera lo que sea!”.

En su vocabulario no había árboles.
En su vocabulario no había
ni tú ni yo,
porque él debía matarnos.
Sólo sabía
lo que le habían enseñado:
matarte a ti y matarme a mí.



MUIN BASISU
(Poeta palestino, nacido en Gaza en 1927 y fallecido en Londres en 1984)