martes, 25 de febrero de 2014

JOSÉ MARÍA MARTINEZ / "Unos moteros chavistas asesinaron a la miss venezolana" y otros poemas

JOSÉ MARÍA MARTINEZ



GÉNESIS CARMONA (1991 - 2014)

"Unos moteros chavistas asesinaron
a la miss venezolana"

                    (ABC, 21/02/14)

A este Paraíso en la Tierra fósil
llegó el Apocalipsis de antemano.

La Bestia arrastró a la Bella
en su apoteosis de fusiles por las calles.

Vieja sífilis recorriendo las venas
abiertas de Venezuela.

I miss you, joven Génesis.

Acaso tu muerte espante a  turistas
que se hacen los despistados.

Ojalá  y reviente tu matador como tomate.

Del Árbol del Mal sin tu Bien
ha de caer un día el fruto podrido.











http://paradojasdelconserje.blogspot.com/


José María Martinez

Poeta desde 2010 (sic), inédito en libro, finalista en los premios Hermanos Argensola 2012 y Ciudad de Mérida 2011 con "Paradojas del Conserje". Traductor y parceiro de Luís Capucho y Kali C. 



MANDELA IS FREE



Al fin se liberó Mandela
de todas nuestras mandangas.

"Orgulloso ángel mandinga".

"Bueno como el bonobo":
frágil como Maguila el gorila.

¡Ya vale de caricaturas y de monsergas,

de velas y de mandalas!

Tú, vencedor de Winnie,

que fuiste entre púgiles el más ágil,
párteles la mandíbula a estos indignos.

¡Con sus amígdalas se atraganten!


Mándalos, Nelson, al cuerno

de África.

© José María Martínez, 2013


TRES MUJERES




Escribí estos poemas para tres mujeres controvertidas con algo en común: las tres fueron agredidas por una turba de energúmenos. Los poemas fueron escritos en un arrebato de solidaridad que sentí hacia ellas, en el calor del momento, sin mayor reflexión.


         
          (Amina Tyler)

Hombres tétricos
que temen tus teticas.
Ellos son los inmorales
sin ética, mora Amina.

Ah, cobardes, fementidos...
no huríes sino harpías
recojan vuestro semen.

Camina libre, Amina.
Contamina con palabra de mujer
su rigor de cementerio.





          (Mercedes Alaya)

¿La Justicia?

Hela ahí. ¡Aleluya!



Ella sola,

atalaya.



Erre que erre,

tú sí que eres.



Sin perdón, Mercedes.

Con agallas.





          (Isabel Pantoja)


Qué espanto, Isabel, qué terrible
abrazo de la multitud.
 
Envidia de quien te quiere
viuda de por vida.
 


Pronto la fama viró espantapájaros.
El aplauso, trampantojo.
El amor, escupitajo.
 


Solo te cubren las gafas y tu dentadura
de una sociedad que ha perdido
el juicio.


© José María Martínez, 2013


foto y diseño : alicia gallegos




LUIS THONIS / VIENTO AGRIO ( fragmento )

LUIS THONIS


Fragmento de VIENTO AGRIO el nuevo libro de Luis THONIS





Morir en el extranjero ha sido para algunos un acto de protesta, un llamado a alguien, a un compatriota que nunca conoció. No quiero morir en esta ciudad, pero no imagino otro sitio para que me den la extremaunción: ahora no veo tan penoso terminar como un personaje de novela, en la cama, sin necesidad de escribir alguna fúnebre epístola sin vocación de posteridad, evocando médanos de múltiples formas geológicas, arroyos turbios, arbustos amarillos y espinosos, con tallos que se unen como globos y tan ígneos que una chispa basta para extender el incendio por el cuerno de cabra de la gran sábana.

Uno quisiera deslizarse por el borde de unos riscos por la arboleda de cipreses y entre hierba y escarcha descender al océano. Los árboles reflejan la cualidad velluda de su especie, el océano y la pampa también. Este nuevo siglo apunta a ser el de la filosofía pero para mí el único problema es si se puede morir o no de dolor. El dolor que resuella como cordero o grazna como buitre o rechina en el corazón mismo del silencio. Soledad, dolor, silencio: todo el teatro humano se protege de eso y está bien que así sea. Pero nadie sabe de ese tejido del que están hechos los sueños, ha dicho Shakespeare y menos cuando ese tejido se deshace, el sueño se vuelve pesadilla y se vive la pesadilla como el mejor de los sueños. Ya que no fui muerto en combate, no tengo el cuerpo lleno de heridas como el general Villegas, morir de dolor sería ser vencido por algo ajeno a mí que tal vez sin saberlo produje. Olvidar no es posible porque mi piel está hecha de historia. Me volvería un ser con cara de pascuas, mirando fijamente los escaparates. Como es un dolor único se puede aprender a saborearlo. Si no se lo niega y explora nos revela desde ángulos inéditos días que fueron dichosos, cosas que no advertimos ni escuchamos cuando nuestras orejas ardían a toques de corneta. La muerte conspira contra la lógica y la razón que cuando entra a delirar hasta promete vida eterna en la tierra. Cuando la muerte irrumpe en el pensamiento y el cuerpo acusa signos de ella como una puñalada de atrás en una pulpería, todo lo que se sabe no cuenta, arrincona a la vida que empieza a dar vueltas sobre sí misma como si buscara su propia infancia. Ante ella, el hombre más poderoso, está expuesto a lo que no sabe. Por eso, al llegar al poder, los hombres violan las promesas, piden más y más poder. Quieren con eso conjurar la muerte, lo que equivale a tapar el sol con la mano para quedarse mirando el dedo. La muerte, como el sol negro del poeta, nos entrega una hilacha de luz sin la cual la vida es una mueca espantadiza. Somos todos expósitos ante ella. Los nihilistas se engrillan ante ella, la idolatran porque le atribuyen la lírica de una igualdad letal. Los poetas contemporáneos piden cambiar la vida, pero yo sólo puedo cambiar de muerte aceptando que ella estuvo y fue parte de mi vida, el viento agrio era esa frontera que sacudía el pasaje entre vida y muerte, enterándome que el amor es arbitrario e injusto juez que decide el color que tendrá mi vida y contaminará a mi muerte. Cuando oigo hablar del pecado traduzco “no volver a las andadas” y cuando pienso en el paraíso me vienen a la cabeza las líneas de frontera, toldos que se mudan de un lado a otro y familias que huyen despavoridas y una curva de poniente a naciente trazada por la fe púnica de los indígenas. Vislumbro un infierno poblado de caranchos famélicos y el paraíso como una curva de terrible belleza donde las dos rayas negras del yaguané se vuelven una y se hace habitable si uno va bien montado y nunca faltan avestruces y gamas para bolear o peludos para cazar. Siempre imaginé al pecado como un reflejo lívido en un rostro que muestra todos los defectos o cualidades menos la que va a herir peor que el mejor puñal y que se desliza como un azul pálido en el cielo y que no miramos porque nos dejaría perplejo. A veces los estragos de la enfermedad descubren un rostro de insospechada nobleza y otras una fuente de energía intenta aflorar en los momentos de agonía. Nunca los hombres mejor entrenados pudieron capturar a un indio en una corrida a caballo; tampoco, creo, alguien supo ver directamente ese rostro del mal que ciertos poetas franceses celebran para distraer su inanidad empinando el codo. Extraño a menudo a Buenos Aires. Mi china en el vano de la puerta, agradeciendo en silencio al viento que haya vuelto con vida y con un amargo esperando para compartir con ella. Uno tiende a ser egoísta: la pérdida de este instante banal secretamente golpea mi corazón con mayor fuerza que el enjambre de mil tragedias. Compartir el mate con el ser que se ama, estirando el pecho ante una pira de leña y al compás de las llamas, nada puede reemplazar eso. Quisiera estar ahora en una de las calle larga, así llamada porque se hacía con arena y uno cruzaba con dificultad, casi jadeando. Algunos la cruzaban con brío en paso hacia la Recoleta pero a la vuelta era ganado por la fatiga. Me recordaba una porción de desierto en la ciudad. De pronto, en Paris, creo estar en ella cuando cruzo una calzada demasiado perfecta, de modo que quien avanza no sienta sus pies o el mismo caminar. Faltan esas cien bombitas de luz que derrochan resplandores sobre objetos de madera forrada en terciopelo negro y sobre estuches de peluche rojo sangre, cajas donde resaltan piedras preciosas, perlas, oro y nácar. Después de una módica cena, entre las luces vacilantes que flotan del escaparate, donde cuelgan diarios y cajas de cartón, me detengo en una mancha en la sombra un listón claro de gas interior. En esta ciudad, los caballos son ajenos, como sacados de prisiones, tratados por centinela mandón, no evocan un chasquido de cuerdas de guitarra o el lejano mugido de una vaca, nada tienen de alazanes estos monstruos negros y cuadrados que a veces dan algún cascabeleo violento entre resoplidos hasta que todo se envuelve en un ritmo más lento, a golpes de herraduras y se funden en masa con el carro que se aleja hacia una morada que acentúa el clima de novela policial tipo dos problemas para una solución. Nuestra historia se empeña en superar la novela: hay tres o más soluciones para un problema que a veces es inexistente y me la represento a través el gran expediente, de nuestras guerras y campañas, examinada por un fiscal que vacila ante los propios acusados que de tan soberbios se niegan a oficiar más de cien pelajes de caballo que fui descifrando como un alfabeto ecuestre. El overo rosado, el tobiano con manchas como vaca, el marrón del alazán, las crines blancas del ruano, el zaino casi negro, el tapado, negro completo, el hocico desteñido del pangaré, el lobuno torcaz, más gris que el gris tormenta. Por mi memoria incongruente pasan esos tonos que encantaban a mi mujer y el sonido que tenía su voz cuando nombraba el alazán, su preferido. Los pelajes pueden hacerle olvidar al hombre una orfandad original, que si se la piensa puede ascender hasta la altura del sol para caer luego hasta que las luciérnagas comiencen a titilar, como estrellas posadas en las zarzas, sobre un cementerio. A veces juego a las equivalencias: una medalla de plata que cuelga del bolsillo derecho de un chaleco me evoca el color huevo de pato propio del ruano. La carne asada, las roscas y los panes, entre otras cosas, no han podido ser sustituidas. Tampoco los campos guadalogos, los bosques ralos, una sierra azulada asomando en una laguna, la voz Urre -Lavquen - niebla y laguna -, la sierra que conduce al bosque y este a un monte que puede ir entrecortado por llanuras desde Bahía Blanca hasta Patagones y entrar en las provincias del norte. Recuerdos impresos en una piedra de amolar. 
( Viento agrio, fragmento)













Fotos : ALICIA GALLEGOS


Luis Thonis (Buenos Aires) publicó: Siglo de manos y la criatura (poemas, 1987), Eunoe (poemas, 1991), Cuerpos inéditos (relatos y poemas, 1995), Estado y ficción en Juan B. Alberdi (ensayo, 2001), No vienen avispas (poemas, 2012). También publicó los siguientes ensayos: "Iniciación al nombre" (Literal, 1977), "La risa del tiempo" (Sitio, 1981), "Dos teoremas en Oliverio Girondo" (Xul,1985), "El surrealismo envejece mal" (18 Whiskys, 1990), "El último Sarmiento"(La Buraco, 1992), "Pasolini: una provocadora independencia" (Tokonoma, 1995), "Arlt y el cero imperativo"(Tokonoma, 1996), "El Matadero: drama y construcción" (Pluma y Pincel, 1997), "El error de escribir" (Abyssinia, 1999),"Baudelaire: el comediante papal" (Diario de Poesía, 2001), "Giacometti y la vigilia de las estatuas" (Tokomoma, 2005),"Una generación de granito" (Universidad Nacional de Córdoba, 2008), "Osvaldo Lamborghini y Yukio Mishima" (Tokonoma, 2010) y "Lecturas de Museo" (Libros peligrosos, 2011).





NOVEDAD 
Publicacion actualizada 28 de enero 2015. 13:30 hs

sábado, 22 de febrero de 2014

DIDIER MANYACH / POEMAS

DIDIER  MANYACH

POEMAS Y COLLAGES 
http://blockhaus.editions.free.fr/Galerie.htm



Gare de New-Delhi-printemps


ODE
extraits
1
Tout au fond
du corps & de la langue :
le silence d’une braise sans fin
qui retombe dans le vide
comme des pétales
sur la nuit
et sous cette voûte blanche :
une ombre crevassée
par le gel
remonte à la surface du gouffre.
Le temps cristallisé
comme du gypse
sur des moraines
de chaux vive
dans l’estuaire
du néant .

Celà est au bord du fleuve
où l’on ne pénètre qu’une fois
au-dessus des porteurs de torches
l’aurore lentement déshabille
le cadavre du monde
sur la barque qui dérive
Celà
est happé dans les voiles
du feu
par un cristal
au sommet du crâne
et au centre de l’univers
échoué
sur la rive .

De quel côté de la berge
et de ses jardins
qui descendent vers les eaux pourpres
signaler
la disparition du réel ?

Je marche dans le feu de cette aurore boréale
où le verbe prend la chair
et l’inonde de sa semence
comme un cri qui se retourne et dévore
toute la substance
toutes les offrandes
je marche de l’autre côté d’un monde
où le silence plante ses griffes
de soif et de faim
sur l’illusion et le mensonge .

Là -bas
dans la continuité lointaine de l’univers
où mille yeux apparaissent
dans la vue
se perdent & se retrouvent
comme une étoile
qui garde sa lumière
dans la pupille incrustée
par un soleil noir :
on trouve l’eau pure
dans les sables d’une molécule décharnée
dans un rêve qui tourne mal
au fond d’une citerne
remplie de fleurs pourrissantes
on trouve des membres disloqués
et d’oranges luminescences
dans une forêt de santal incendiée
qui marche vers la nuit
Là-bas
quand l’incarnation se réalise
dans la fécondation

arbres,cristaux,images & paillettes de sperm,nuée du coma
ce qu’il reste du voyage
& du commun des mortels
des mots,du sang séché,l’ardoise des os,des ravines vides.

ET DES CORPS REMONTENT DANS DES DRAPS DE LANGUE ET DE CRUAUTE BRÛLANTE CALCINES ET BEANTS SUR DES FATRAS DE SUIF ET DE LIES QUI VOMISSENT LEUR FUMEE AU-DESSUS DES CADAVRES & DES EMBOUCHURES..........

2
Je te cherche dans la nuit des lépreux
dans la nuit
des malades survivent
des têtes de mort clignotent
dans la chaleur
Des linges mystiques maculés
d’humeurs
de sang
de boue
d’urine
recouvrent des fœtus
on les emporte dans des taxis défoncés
je te cherche dans la ville suintante
où les dieux ricanent
et se multiplient
dans les miroirs brisés
il n’y a plus d’air
des bras coupés saluent les trains
j’ai un ventre jaune
dans ma valise en fer
et des médicaments périmés
contre la fièvre
j’ai vu la petite mendiante
dans la jungle
avec le visage de la variole
elle tenait un singe dans ses bras
et portait une fleur sur le front
je remonte le fleuve des migrations
la mousson des âmes
dans les rues mal éclairées
et malfamées
les villes affamées
où le corps est une viande
où la langue s’allonge
se déroule
se heurte au trafic
et se cabre dans un bordel
Des chevaux éventrés puis recousus
s’endorment épuisés
devant les gares
je te cherche dans l’explosion d’une cellule
dans l’état d’un nerf
dans le soleil se levant sur le fleuve
avant l’apparition d’une image
avant et après les mots
dans un lotus
et entre les mains des sages
le jour lave les saris et les morts
le jour fait saigner l’orange
dans mes gencives
mes dents se brisent à trop mordre le réel
jusqu’au sang
j’ai cherché jusqu’à l’aube un signe
une lumière fragile
dans tous les lieux de la ville
les recoins de l’âme
et de l’être
je me suis brisé à toutes les vitres
à toutes les rencontres
je brûle quelque part
au bout d’une route
dans un linge blanc
sur un brasier de fleurs …

3
Dans un carré mental
deux cannes blanches
dans un soleil dévasté
quelques bouts du monde
dans une fosse dans la roche
les ossements d’Ulysse
le visage de personne
des silhouettes d’hommes
errant à contre-jour
& dans un temple une lampe
au milieu d’une roue
immobile.
Tout au fond du corps et du réel :
les illusions volent en éclats
sur les trottoirs
parmi les mendiants
qui râlent
entre la gare
& le centre ville
je marche dans un monde de mort et de maladie
où retombent dans le vide
des pétales de fleurs-
« n’entendez-vous pas cette clameur venue de tous les coins
de l’univers?N’entendez-vous pas cette clameur de la vie qui
appelle et cherche à s’incarner dans le monde ? »
LES DIEUX ERRANTS

              retombent dans le vide avec des pétales de fleurs
              et des colliers de braises.
              Et des pierres de foudre.
              Avec des tridents remontent vers le jour
LES DIEUX ERRANTS...
Comme les mots dans la langue
cette clameur au-dessus de la ville et dans la terre
où je marche
vient échouer comme un cadavre sur la berge
une offrande de fruits et de fleurs
au bord du fleuve .
Odeurs de cendres dans un carré mental bris du monde dans le soleil blanc dans l’oeil éventré du cheval mangé dans la fosse d’Ulysse masques arrachés du karma et dans le réel une
roue qui tourne sans fin comme une lampe allumée au-dessus
du coma .


4
Longue attente
un mot de plus
sur le parapet
des lèvres
à marcher
vers l’écho
dans un brouillard
matinal
attendre quoi
attendre qui
buvant du thé
brûlant
les mots
un pas de plus
et je tombe
sur les rails
avec ceux qui dorment
             sur la voie ferrée
                                                 traversée
par un train rempli
              de dieux errants
         
           K
           A
       R M A
       A M R
           A
           K
               l’ombre de la lumière
dans la lumière des dieux
qui marchent sans fin
dans la terre.....
J’attends une parole
un moindre geste
dans l’écart du vent
comme un animal
au bout des lèvres
traque les syllabes
sacrées
qui se volatilisent
dans l’air
ravalé
d’un mot expié
je troue la langue
pour qu’il fasse jour
dans l’ombre
de l’être
qui chute
dans le vide
                    au milieu d’une ville
                                                     hantée
                     par tant de revenances
                                             et de dieux gisants
          
                K
                A
              RMA
              AMR
                 A
                 K
                     L’ombre de la lumière
dans la lumière des dieux qui marchent
sans fin dans la terre...
attendre qui
attendre quoi
hors du temps
qu’elle se révèle
ou une fin
en soi
transfigurée
une lampe
sur le bord
d’une route
un matin
au milieu
des mendiants
ceux qui réclament
l’amour
en aumône
ceux que les trains
écrasent .
Ceux que les dieux n’ont pas voulu
                                                 sur terre
et qui ne verront
jamais le jour
                                                 ni la lumière
ceux qui marchent sans fin
dans la nuit polaire
des hommes
                                                 et les décombres
des dieux.....                             sur terre

broyés par la roue par les dents de la maladie et de la misère
par l’injustice du
                    K
                    A
                  RMA
                  AMR
                    A
                    K
rendus silencieux par la langue recrachés par le sang du corps comme du bétel comme du bétail....
Ne plus attendre
et sans plus rien
de l’Etre
partir
ne plus rien
attendre
de quiconque
et de quoi
que ce soit
ni du monde
ni des trains
ni des dieux
sans plus
attendre
partir encore
sans personne
sans moi
SANS RETOUR.
- See more at: http://www.recoursaupoeme.fr/didier-manyach/gare-de-new-delhi-prin

Issu d’une famille de musiciens itinérants en Catalogne nord Didier Manyach a participé à la plupart des revues de poésie entre 1977 et 1990
a publié:
Des rives d’encre (préface Victor Crastre)
Migration piraterie & merveille de grâce - remontés des fond (ed blockhaus)
Impacts de foudre (ed albatros)
Sous les pluies de mangue (totem-éléphant)
Bulletins d’alerte (barrio chino)
Bulletins atmosphèriques (Serpent vert)
Géométrie de la mort (Serpent vert)
Claude Massé Collages en Têt éditions K’





viernes, 21 de febrero de 2014

ALEJANDRO CASTRO / Sabana y otros poemas


ALEJANDRO CASTRO




Sabana



Cuentan los sabios campesinos
que para ordeñar una vaca es menester
cantarle, acariciar dulcemente,
pero con firmeza,
su costado henchido
y deslizar las manos
apretar y extraer
leche fresca para la vida.

Yo digo que ordeñar un hombre
es igual:
hay que ser cauto,
entonar una canción desconocida,
improvisada,
acariciar suavemente su costado
para obtener leche fresca,
la viscosidad del origen de la vida,
blancos soldaditos dejándose caer
hacia el campo de batalla equivocado,
amargas semillas de la soledad
sembradas en tierra infértil.



Etiología
Cuando tenía quince años
me enamoré de un pescador borracho
que sólo dijo que me quería
bajo una mata de mangos
en una terrible tormenta de año nuevo
casi sin querer.
Por supuesto
después no recordaba nada
ni siquiera el cariño que
según parece
era un efecto secundario
del ron.
Yo tampoco quería recordar
pero recordaba
recuerdo
con precisión.
Después
me enamoré de un surfista
hermoso como Dios
que sí recordaba
pero no entendía.
Yo tampoco quería entender
lo poco que había para entender
y era simple.
Luego el silencio
y ahora tú.
Fue difícil
difícil y admirable
hacerme si no el loco
al menos la loca
y dejarte ir.
¿Qué es lo que sigue?
Esto es lo que sigue:
este cursor palpitante
que no me deja morir.
De: No es por vicio ni por fornicio. Uranismo y otras parafilias

Bestialismo
Si digo
«no me gustan las mariquitas»
no hablo de insectos rojos
con lunares negros:
esas me gustan.
Pero a veces
de noche
tu foto en la pared
parece cambiar.
Entonces me miras
y encima de tus antenas
aparecen bolitas.
¡Por Zeus
maestro de la metamorfosis!
¿Será posible?
De: El lejano oeste (inédito)

Coca – Cola
Siempre queda
esta sensación de haber sido engañado
no por la publicidad
sino por todas esas bocas
que auguraron una muerte segura.
Y el cuerpo aguanta
contra todo pronóstico
contra toda esperanza
aguanta.

La poesía de Alejandro Castro empezó a dar de qué hablar en el sector literario venezolano. Ganador del Concurso para Autores Inéditos de Monte Ávila 2010, el escritor caraqueño presentó ahora su segundo libro: El lejano Oeste (Bid&co editor). La infancia, la sexualidad, la violencia, la ciudad, el país. Todo en un lenguaje tan directo que a ratos perturba, a ratos divierte y/o conmueve.

La obra de Castro (Caracas, 1986) exige empatía del lector. Sencilla pero arriesgada. Por su temática, por su crudeza. El autor cree que a la poesía venezolana le hace falta mayor diversidad sexual. "La tradición poética en el país es pacata. Desde otro punto de vista es osada, pero en lo que se llama literatura gay tiene grandes deudas. Los primeros trabajos en el género son de los 80, o sea, ayer", dijo el escritor, que no quiere ser visto sólo como un autor de poesía homoerótica.






foto y diseño : alicia gallegos