viernes, 21 de febrero de 2014

ALEJANDRO CASTRO / Sabana y otros poemas


ALEJANDRO CASTRO




Sabana



Cuentan los sabios campesinos
que para ordeñar una vaca es menester
cantarle, acariciar dulcemente,
pero con firmeza,
su costado henchido
y deslizar las manos
apretar y extraer
leche fresca para la vida.

Yo digo que ordeñar un hombre
es igual:
hay que ser cauto,
entonar una canción desconocida,
improvisada,
acariciar suavemente su costado
para obtener leche fresca,
la viscosidad del origen de la vida,
blancos soldaditos dejándose caer
hacia el campo de batalla equivocado,
amargas semillas de la soledad
sembradas en tierra infértil.



Etiología
Cuando tenía quince años
me enamoré de un pescador borracho
que sólo dijo que me quería
bajo una mata de mangos
en una terrible tormenta de año nuevo
casi sin querer.
Por supuesto
después no recordaba nada
ni siquiera el cariño que
según parece
era un efecto secundario
del ron.
Yo tampoco quería recordar
pero recordaba
recuerdo
con precisión.
Después
me enamoré de un surfista
hermoso como Dios
que sí recordaba
pero no entendía.
Yo tampoco quería entender
lo poco que había para entender
y era simple.
Luego el silencio
y ahora tú.
Fue difícil
difícil y admirable
hacerme si no el loco
al menos la loca
y dejarte ir.
¿Qué es lo que sigue?
Esto es lo que sigue:
este cursor palpitante
que no me deja morir.
De: No es por vicio ni por fornicio. Uranismo y otras parafilias

Bestialismo
Si digo
«no me gustan las mariquitas»
no hablo de insectos rojos
con lunares negros:
esas me gustan.
Pero a veces
de noche
tu foto en la pared
parece cambiar.
Entonces me miras
y encima de tus antenas
aparecen bolitas.
¡Por Zeus
maestro de la metamorfosis!
¿Será posible?
De: El lejano oeste (inédito)

Coca – Cola
Siempre queda
esta sensación de haber sido engañado
no por la publicidad
sino por todas esas bocas
que auguraron una muerte segura.
Y el cuerpo aguanta
contra todo pronóstico
contra toda esperanza
aguanta.

La poesía de Alejandro Castro empezó a dar de qué hablar en el sector literario venezolano. Ganador del Concurso para Autores Inéditos de Monte Ávila 2010, el escritor caraqueño presentó ahora su segundo libro: El lejano Oeste (Bid&co editor). La infancia, la sexualidad, la violencia, la ciudad, el país. Todo en un lenguaje tan directo que a ratos perturba, a ratos divierte y/o conmueve.

La obra de Castro (Caracas, 1986) exige empatía del lector. Sencilla pero arriesgada. Por su temática, por su crudeza. El autor cree que a la poesía venezolana le hace falta mayor diversidad sexual. "La tradición poética en el país es pacata. Desde otro punto de vista es osada, pero en lo que se llama literatura gay tiene grandes deudas. Los primeros trabajos en el género son de los 80, o sea, ayer", dijo el escritor, que no quiere ser visto sólo como un autor de poesía homoerótica.






foto y diseño : alicia gallegos